Fortaleza Multiaxial
por Carolina Risé
De como una simple foto
puede tener la fuerza de lo imborrable.
Los detalles lo hacen todo,
son como pequeños brillantes en la memoria
que hilvanan un sentido no estricto.
Podemos desentendernos de lo importante
y tambien del tiempo.
En este período de días, meses y años
conocemos el amor (o no)
a nuestros padres (o no)
el dolor (irrevocablemente)
y la pérdida (en consecuencia).
Toda expansion fluye como agua pura
inclusive
en las grietas sucias de las baldosas de un patio,
pero lejos del grafismo
y avocada a la pulsión libre de la fuerza desmedida;
como el amor de una buena madre
y como el dolor de aquella abandónica.
Sigo llorando ante la profusión de tu escritura
cuando hablás sobre tu padre
y de como éste te cuidó cuando tu madre se fue.
En aquellos tiempos difíciles
cargados de connotaciones, simbolismos y leche con miel
te veías radiantemente incandescente
y ese eras vos
y ese era tu gran deseo de transformarte en alguien distinto
yo diría
en alguien mejor.
Líder, partidario, promotor
de todas las piezas rotas que detuvieron la maquinaria,
de esa maquinaria que puede sostenerte
o derrumbarte o cortarte hasta matarte.
“El miedo a la transformación no puede dejarme aquí”, pensaste,
y asi fuiste obrero de armas tomar
y luchaste por amor
y tus ojos se volvieron transparentes
dejando el recelo atrás.
Aún sufro
Aún padezco
Aun sonrío
por el recuerdo de tus ojos verdes en la mañana.
Te cuidaré más que a mi misma.
Te querré como una buena madre.
Seré tu nombre y el mío.
Serás todo, todo.
Aunque aún no lo sepas.
Aunque aún no lo veas.